El misterio de la cueva. Juan Antonio Urbano Cardona

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3 El misterio de la cueva Juan Antonio Urbano Cardona

4 La presente edición ha sido revisada atendiendo a las normas vigentes de nuestra lengua, recogidas en la Ortografía de la lengua española (2010), Diccionario Panhispánico de Dudas (2005) y Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2001). Estas dos últimas están en proceso de adaptación a la Nueva gramática de la lengua española (2009) y a las normas de la nueva edición de la Ortografía de la lengua española (2010). El misterio de la cueva Juan Antonio Urbano Cueva Ilustradora: Claudia Rubio ISBN: Depósito legal: A Edita: Editorial Club Universitario. Telf.: C/ Decano, San Vicente (Alicante) ecu@ecu.fm Printed in Spain Imprime: Imprenta Gamma. Telf.: C/ Cottolengo, San Vicente (Alicante) gamma@gamma.fm Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

5 A Luz Sigüenza y a Pedro Amorós. Por su amabilidad, y por su colaboración en los dos últimos capítulos de este libro. Así como por aceptar salir en este relato.

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7 PRÓLOGO El Misterio de la cueva Las lecturas tempranas nos acompañan casi toda nuestra vida. Cuando los universos que crean nos seducen de niños, sus personajes pasan a ser casi de la familia, unos amigos más a los que recordaremos durante décadas, como lo son ya para mí los miembros de la pandilla del ECU: Toni, Paco, Marta, Claudia, Lucas y Luisa protagonistas de El Misterio de la Cueva. Para obrar esa alquimia en nuestra memoria, se necesita una mano curtida en estas lides, con una gran habilidad para crear historias que tildaría de adictivas, de esas que invitan a llevar el libro contigo y no abandonarlo. Amanece en la cabecera de tu cama, en el mismo sitio en el que el sueño interrumpió su lectura, te acompañan en la mochila a clase y deseas que llegue la hora de salida para volver a meterte en un universo que ha abierto tantos interrogantes atractivos que no ves la hora para enfrascarte de nuevo en la lectura y conocer su resolución. Piratas, fantasmas, parapsicología, mitos, leyendas... y todo con un telón de fondo querido y amado, nuestras costas alicantinas, nuestros pueblos y nuestra capital, Alicante. Si parte de los misterios tienen lugar en dos de las 5

8 noches más mágicas del año, con el solsticio de verano, y en el marco de nuestro Castillo de Santa Bárbara y de nuestras Hogueras de Sant Joan, la historia es ya redonda. No hay que perdérsela. Es la chispa necesaria que la fértil y creativa mente del lector joven propagará con la pólvora adecuada para encender una grandísima Hoguera, en la que de paso fraguarán mejor conocimiento sobre Alicante, su historia, sus monumentos, sus fiestas, sus tradiciones. Y ya se sabe que conocer mejor algo, es amarlo aún más. Pero he de decir que, aunque esta pueda ser una aventura de verano de seis amigos, tres chicos y tres chicas, no será un amor de verano, será para toda la vida. Entre las múltiples sorpresas y placeres de su lectura, me he encontrado con una amiga, Luz Sigüenza, cuyo carisma, profesionalidad y magia personal da más brillo aún a la fantástica historia que la pandilla del ECU no se resiste a divulgar en los micrófonos de su emisora. Pero éste es otro de los acontecimientos que el lector deberá descubrir por sí mismo en una historia plagada de enigmas, de sorpresas y secretos. Uno de ellos, el propio significado del nombre de la pandilla. Juan Antonio Urbano sabe hacerlo. No tiene nada que demostrar. Lo consiguió en sus anteriores obras, en cualquiera de las dos lenguas cooficiales de la Comunidad Valenciana. 6

9 Acompañar a los más jóvenes en sus primeros pasos educativos, cuando se tiene la vocación que le caracteriza y su particular saber hacer, da un conocimiento profundo del universo de los niños y adolescentes que Urbano utiliza para crear sus obras. Su lectura es amena, y ya se sabe que lo que es fácil de leer suele haber sido muy difícil de escribir. Como esos grandes placeres de la vida, como un helado, como una buena conversación, como un buen partido, como un atardecer de verano en la playa, su lectura sólo tiene algo malo: se acaba y nos deja con ganas de más. Pablo Sandoval Fernández, concejal de Juventud y Modernización de Infraestructuras. 7

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11 I Manuela se contemplaba ante el espejo del baño. Vestida de negro, su cutis claro resaltaba por el contraste, y se veía guapa con su cabellera negra sobre los hombros. Verdaderamente estaba preciosa. Acababa de pintarse los labios y su cara lucía mientras salían chispitas de satisfacción de sus sonrientes ojos. Giró para verse el efecto de perfil. Aquel traje le estaba perfecto. Empezó a retocarse las pestañas cuando se oyó un grito y una carrera por el pasillo, en dirección a donde ella estaba. Esto hizo que Manuela volviera a la realidad. De una manotada abrieron la puerta del lavabo. Mamá, mamá...!... Te estaba buscando...! Qué guapa estás! 9

12 Juan A. Urbano Cardona Carlitos era un niño de cinco años, despierto, afectuoso y charlatán. Mamá, Marta ya se ha ido con sus amigas y nos espera en la iglesia. Volvió a salir corriendo por el pasillo, detrás de una pelota de goma que iba chutando. Goool...! En ese instante se oyó una voz desde el despacho. Carlitos, no grites! Vicente, su padre, estaba ultimando un trabajo en el ordenador y necesitaba silencio. Era Viernes Santo. Nadie faltaba a la procesión. Por las calles, solo se oían los músicos poniendo a punto sus instrumentos. Vicente, date prisa y arréglate, que ya se oye música en la calle dijo Manuela con su cálida voz mientras salía por el pasillo inundando la casa del perfume que se había comprado para esta ocasión. En ese mismo instante, Carlitos se revolcaba por el suelo con el balón entre las manos como si fuera un portero de fútbol gritando: Paradón del portero! Vicente acababa de apagar el ordenador y fue a su habitación, donde encontró sobre su cama la chaqueta del traje gris marengo y la corbata. Acabó de vestirse y se peinó. Después, salió ya vestido y se dirigió con solemnidad hasta la 10

13 El misterio de la cueva puerta de la casa, donde le esperaban su mujer y su hijo ya más tranquilo. Carlitos iba formalito de la mano de sus padres, pero con una nueva sonrisa que hacía ver su felicidad paseando por las calles de Benissa. Y al girar la esquina, y ya en la plaza de la iglesia... «Aquí están! pensó Carlitos. La banda de música! Cómo me gusta verla desfilar, tocando los instrumentos, uno detrás de otro, uno al lado del otro, bien formados, vestidos todos igual, con los botones brillantes y las gorras de plato». Carlitos, ya hemos llegado! Ves los músicos como van de guapos? comentó Vicente pendiente de su hijo. Sí, papá. Cuando sea mayor tocaré los platillos en la banda, clis, clis, clis... decía Carlitos mientras golpeaba una mano contra la otra como si fueran unos grandes platillos clis, clis, clis. Pero, Carlitos dijo la madre, no querías ser futbolista? Sí respondió el niño, y aún quiero seguir siéndolo, pero en Semana Santa y en las fiestas del pueblo, como no habrá partidos, tocaré los platillos, clis, clis, clis... Manuela y Vicente se miraron con una sonrisa de satisfacción y se dirigieron hacia la puerta de la iglesia detrás de Carlitos, que seguía entusiasmado tocando los platillos. 11